jueves, 8 de junio de 2017

El frío y la falta de interés

 Los trabajos de diseño disminuyen en el invierno. Tanto en Paisajismo por las lluvias y el estado de latencia, como en Decoración por el traslado de muebles. He realizado algunos trabajos de decoración en invierno pero en Chile pedirle a una empresa que lleve un sofá blanco de un lugar a otro con barro alrededor es mancha segura (aunque el color blanco en los sófas no es carta ni es moda).

Sea como sea, siempre he destinado el tiempo del invierno en fomentar los cursos y talleres. es un momento muy bueno. Usualmente las mujeres amas de casa tienen a sus hijos en el colegio y pueden destinar un rato del día a aprender algo nuevo sin la presión de los niños que dan las vacaciones de verano. El tiempo con buen clima, es expansivo para hombres y mujeres. Tendemos a querer estar más en el aire libre, afuera, puertas abiertas. El invierno en cambio, muchas veces, nos invita a estar más en casa. Y estando en casa, podemos leer más, navegar más, investigar, aprender.

Pero por algún motivo, eso algunos años no se condice. Hay años que uno desde Marzo empieza a promover programas de cursos y resulta que llegada la fecha no hay NI UN SÓLO INSCRITO. ¿Estaremos en un país enfermo por la gratuidad en la educación? Pues la pregunta que todos los involucrados nos hacemos - yo ya ni siquiera me la hago, estoy en un nivel 3.0 de la decepción -  es si es por falta de dinero. Yo apunto a la falta de interés.

Al estar en una sala de clases, bastando una estufa, aunque se este cansado después de un día de trabajo, estar con gente nueva con la que no se está todo el día y aprender, analizar, comprender algo nuevo o desde una perspectiva nueva es alimento para la mente. El aprender nos da herramientas para que transformar para mejor nuestro entorno, para vivir mejor uno y los que nos rodean. Nos genera una sensación de cansancio la final, de que ya es algo más tarde, pero de satisfacción al mismo tiempo, de responsabilidad.

Yo siempre me he negado la posibilidad de estudiar ahora un Magíster por la complicación de tener que estar de 7 a 9 después del trabajo y medio día del sábado...por dos años. Quizá un día ceda. Pero eso no se compara con estar dos horas fuera de casa por un par de semanas...un mes a lo más. Insisto en la variante de la falta de interés.

Creo que vivimos en tiempos en donde nos importan más que nos lleguen las cosas a bajo o nulo precio antes de la calidad de la educación. Muchas veces no interesan las fuentes de donde vienen los conocimientos, sino que lo regalaron. No existe la capacidad de ahorro para poder tomar un pequeño curso, la fuerza de voluntad, la capacidad de hacer un quiebre en la rutina. Ese modo, esa enfermedad llamada desinterés, está incluso en las atiborradas salas de clases de las universidades. Los jóvenes estudian porque si, porque deben hacerlo, porque creen que estudiando será ricos y podrán comprarse cosas, porque es "lo que hay que hacer". Los adultos no estudian porque no hay dinero, porque no hay tiempo, porque les da lata, porque no es importante como gastar el mismo dinero en una consola de juego para el nieto.

Aprender, saber más, ser el informado, el inteligente, dejo de ser cool. En realidad, quizá nunca lo fue, pero por lo menos antes era importante tener herramientas para destacar, para saberse poseedor de un conocimiento que no todos tenían y así poder contribuir a la sociedad con el aporte de mis conocimientos y hacer de nuestro mundo algo mejor. Cuando dejemos de esperar que otros hagan las cosas y mejor hacerlas nosotros mismos, cuando queramos aprender que quizá las soluciones eran sencillas y era mejor saberlas, tal vez se llenen nuestras aulas de gente curiosa de aprender.

Por el momento, yo continuaré intentándolo invierno a invierno, quizá el año entero.